cover, vintage, cassette

Post 50: Retratos de La última Generación.

Desde la calle.

Estos últimos días he tenido pensamientos recurrentes de la infancia, Mi drive está lleno de polaroids ambulantes, invisibles, y recuerdos nítidos como con ese efecto de las Holgas  vintage junto a montón de ideas que circulan en mi mente como órbita de algún planeta.

No puedo evitar recordar momentos tan graciosos de aquel tiempo, la vida que se vívía en aquel entonces, las aventuras que solo los niños que nos tocó disfrutar de la calle, brincando por las azoteas y jugando con los vecinos a cuanta cosa se nos ocurría podemos entender.

¡Tomábamos agua de la llave por Dios! y nunca enfermamos del estómago. Jugábamos a atrapar renacuajos en tiempos de lluvia, coleccionabamos ranas, nos metíamos en los charcos con agua sin importar la tierra incluída, inventábamos nuestros propios juegos, nuestras propias reglas.

Vaya que nunca imaginamos cuando niños, los tiempos que nos tocaría vivir hoy.

El Misterio ha sido resuelto, nunca esperaríamos que este fenómeno llamado pandemia, haría padecer a la humanidad, quitándole el libre derecho que por años no valoramos: La libertad.

En estos momentos, hablar del 2019 suena ya hasta un poco lejano…

¿Será acaso que ya nos adaptamos a esta normalidad tan anormal? Y esta anormalidad se vuelve cada vez más normal.

Ahora vivimos en modo de supervivencia activado.

Nuestro temporizador interno se volvió prioridad,  y a éstas alturas las personas evidentemente no somos las mismas, las expectativas hacia un futuro se encuentran pausadas.

Hay un recelo por el acercamiento, adaptándonos cada día a este presente caótico, en el que intentamos adaptarnos a lo inadaptable, extrañando todo aquello de lo que alguna vez fuimos parte.

El presente asecha al presente, el pasado intacto, el futuro incierto.

Es tiempo de lluvias,..

y ya no se danza bajo las gotas.

Ahora tememos enfermar de cualquier cosa.

Vivimos en cómodas jaulas, donde podemos navegar hasta el fin del mundo a través del Gran Hermano, observándonos, como un brujo adivinando nuestros deseos, que más por bueno es por lo predecible que nos hemos vuelto, en un mundo en el que cada día se van creando nuevas necesidades desde la comodidad de tu casa.

Asi la vida en 2021.

Un viaje al pasado me lleva a pensar en lo que mis ojos y los de mi generación hemos visto pasar a través de los años, o mejor aún, de lo que hemos sido parte.

He llegado a pensar seriamente durante estos días, que somos parte de la última generación análoga…

Esa generación ahora casi extinta, que empezamos a llamar “Legendaria”, que en su niñez brincaba a la reata, que no necesitaba más motor que una super BMX, somos la generación que se enseñó a andar en un apache, la que caminaba con walkmans, la que conoció los cassettes y los tituló a puño y letra, y no tenía problemas con que hubiera un lado A y un lado B, ni siquiera en los acetatos.

Luego aparecieron los diskettes (sin considerar los Flopys), cuando 1.44 mb eran suficientes, somos los que conocimos las computadoras por la marca printaform, somos la generación que reía y que se emocionaba con tonterías, los que conocimos el primer beso después de los 12 años, y no teníamos ni puta idea de lo que era el amor, pero aun así, nos arriesgamos a sentir.

La última generación que hacía cartas de amor por escrito, y llegó a usar los teléfonos de disco.

Sin celular, sin cámara digital, guardamos esos momentos que nos hicieron soñar.

Que importa la generación que fuimos, si la X o la Y, o la subgeneración en medio de éstas dos letras.

Ya nada es igual, tarde o temprano todos esos momentos y esos recuerdos, serán obsoletos cuando nuestra generación se extinga por completo…

Salvo por algún loco que viaje más atrás por curiosidad y nos encuentre entre vestigios rotos y entonces, nos verán con aprecio…

y las nuevas generaciones (las que aún no conocemos) dirán… ¿Qué se hubiese sentido ser parte de todo eso?

Los últimos 20 años han surgido cosas increíbles, no hay duda…

pero no por ello todo lo que hemos vivido es menos importante.

Somos la última generación…

La generación de los Bytes que precede a la de los Teras y aún asi no es suficiente.

Somos…

La Generación de la transición.

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Gracias.

Con cariño, La Mona.

cover post 49

Post 49: Carta a mi Padre

Mi padre, mi maestro.

Hace poco, me encontraba realizando un curso sobre redacción creativa, en donde uno de los ejercicios fue precisamente la de escribir una Carta al Padre.

Este curso me pareció tan interesante, sobre cómo el abordar estos puntos donde se tocan las emociones es importante para crear; el proceso de imaginación requiere sumergirte tambien un poco dentro de ti mismo para dar vida a personajes de una posible historia.

Aprendí que para crear un personaje, ya sea a partir de lo ficticio o no, es importante crear un perfil de 360 grados, modelarlo, y entenderlo sin juzgar.

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El viaje de Andrómeda

Post 48: El viaje de Andrómeda

La antesala del viaje.

Andrómeda ha dejado el café, ha pasado un poco más de un tercio de siglo desde que nació. Y esa noche en particular, sintió una especie de Deja Vu, como si ese instante ya lo hubiese vivido antes, —¡Qué extraña sensación! -Pensó-, sin cuestionarse más de lo normal.

Se disponía a comenzar a escribir cuando le pasó por la mente la idea de prepararse una taza de café con leche, su favorito. Pero lo ha dejado, ¿Recuerdan?, así que no tuvo opción más que acompañar la noche con un poco de agua.

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Monas, Matrushkas

Post 47: ¿De dónde vienen las Monas?

Introducción

De pronto llegamos al Post número 47, y hoy toca el turno de conocer a Mona.

Antes de empezar advierto que este es un ejercicio de instrospección y forma parte de un curso de Redacción creativa, sumamente recomendable en la plataforma de Crehana con Majo Moirón, en el que a través de diversas técnicas originales que jamás imaginé, podrían convertirse en herramientas poderosas e ilustrativas para ejercitar este arte tan maravilloso.

Y aquí les comparto el resultado de este microensayo, partiendo del origen:

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cover altar de muertos post especial

Post #44: El Altar de recuerdos: Celebración de vida.

El altar de nuestros muertos.

He aquí, despues de un buen tiempo de ausencia, pero es que hoy, es un día especial.

Mis #LetrasAmbulantes han sabido esperar paciente ese momento en que reaparece la inspiración y se hace presente el tiempo para plasmar todas esas Letras que texteo en mi mente.

Saben cuando es el momento justo en que estaré aqui, y hoy es uno de ésos días.

¡Me loggueo! ¡Qué emoción!

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cover 43 El viaje de la chica sin nombre

Post 43: El viaje de la chica sin nombre (20 minutos de trayecto).

7:18 p.m.

murmullos de la gente pasando frente a mí; el desafinado tono del saxofón interpretado por el personaje de traje elegante.

El ruidoso, pero cantante sonido de las vías del tren que cuentan una historia cada vez que las oigo sonar; si es que va, si es que viene, cada sonar es distinto, porque a mi parecer, cada tren lleva cientos de historias diferentes en sus vagones llenos de personas con vidas extraordinarias. Mientras escucho mi tren llegar a la estación donde me cito a mí misma cada día, a la misma hora, siendo siempre puntual; comienzo a pensar las infinitas posibilidades de historias con las que me encontraré en el vagón.

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Post 42: La mosca Dross

Anécdota.

La mosca de la fruta.

Hoy por la mañana, en uno de éstos lápsus en los que medianamente uno ya estás despierto, no sé porque llego a mi mente ésta anécdota que pasé alguna vez con la Mosca del Olivo, como le llaman algunos.

Con la mente no tan en blanco, recordaba aquellos días…

— Jaja, (me reí sola ) recordando un tal experimento para la clase de Bioquímica.

Corría un año tal, por alla de 1997 quizá, cuando cursaba, recuerdo perfecto, recién el primer semestre de ingeniería Bioquímica.

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