Cuento corto

Hace algún tiempo no muy lejano…

En algún lugar de América, nació un varón al cual llamaron Pedro Fierro. Aunque en realidad a Pedro Fierro jamás le gusto su nombre.

Dicen, que con el pasar de los años uno se acostumbra a todo, incluso a lo que no nos gusta; así que con el pasar del tiempo, y sin siquiera imaginarlo aquellas cinco letras definirían en Pedro gran parte de su esencia.

Nació un séptimo mes del año, temporada en la que se avecinan las lluvias; por lo que en cada ir y venir de estación, se fascinaba con el encanto al atrapar entre sus dedos la irregularidad de cada gota que caía desde el cielo.

Un buen día, Pedro tuvo que hacer un viaje, un largo viaje; por lo que enseguida, montó su ave mecánica dispuesto a atravesar los cielos y los mares salados hasta llegar a su destino.

Aterrizando en tierra firme

Al arribar, se percató que había toda clase de peligros en aquella tierra que parecía de ensueño, casi como la tierra prometida.

Pero Pedro, ya en este entonces siendo un chaval de espíritu curioso e ingenioso, no dudo en rápidamente confeccionar su propia armadura de acero inquebrantable, creyendo así, que tal cubierta hecha y reforzada de aquel material impenetrable,  lo protegería de los monstruos y zombies que habitaban aquel lugar.

Pasó el tiempo… y con el tiempo descubrió que había un mundo extraordinario y multicolor fuera de su resistente armadura; un mundo al cual sólo tenía acceso a través del visor de su armadura caradura.

Fue en ese instante que llegó una ráfaga de luz incandescente cual foco que se enciende así, inesperadamente.

A partir de ese momento Pedro se propuso capturar todo aquello cuanto le rodeaba, pequeñezas, grandezas, y hasta rarezas con la intención de encapsular toda la hermosura posible al alcance de sus ojos.

Sin embargo había un pequeño problema. Creó por si mismo aquella armadura tan reforzada, tratándose de protegerse de cuanto peligro creyó que lo asechaba que ahora el dilema era salir de ella.

Su anhelo en aquel momento sin duda. era poder salir y respirar la libertad de todo lo que percibía a través del visor, acercarse más a lo que tenía frente de sí… tocar, palpar, oler, sentir.

Pero todo parecía tan cercano y tan lejano al mismo tiempo. El no poder acercarse era como estar entre dos mundos indefinidos y atemporales; ni aquí, ni allá, ni dentro, ni fuera, en una especie de…

Limbo

Ahora Pedro Fierro se encontraba frente a un gran reto o dilema.., ¡¿Como demonios iba a liberarse de aquella armadura de hierro?!

Era una situación angustiante, pues el hierro con el tiempo tiende a oxidarse.

Pedro tuvo tanto temor del exterior que nunca consideró la posibilidad de quedar atrapado dentro de su propia armadura. Porque después de todo, dentro de Pedro Fierro, dentro de aquella impenetrable armadura había un corazón más anhelando libertad.

La libertad de ser.

Ahora la gran interrogante, es ¿Que es lo que tendrá que hacer para lograr salir?

¿Saben? No lo sé, pero creo que, tendría que enfrentar esa batalla consigo mismo.

Sin un  desenlace en concreto escrito aún en esta historia, me gustaría añadir un toque esperanzador, pensando quizá, que algún día, lo logrará.

Ilustración | Retomada de How to Draw Birds Flying, del canal LethalChris Drawing, si quieres ver el impresionante proceso de ilustración da click aquí.

***

Cuento extraído del baúl de textos añejos, que por primera vez, ve la luz.

Texto original | escrito en © 2015, Re-edición de texto © 2018

Fotografía de portada: Henry Hustava