El libro: Una dedicatoria pendiente, una inspiradora anécdota.
Hace algunas semanas, casi saliendo del súper al que habitualmente vamos hacer las compras mi madre y yo, pasamos un momeno extraordinario, entendiéndose por extraordinario aquello como fuera de lo habitual.
Estábamos aún esperando en el área de cajas cuando por fin tocó nuestro turno.
[ Paréntesis ]
Había sido un domingo algo movido y productivo desde temprano; para esas horas (alrededor de las 2 de la tarde) ibamos rumbo a casa, después de haber concluído con algunas diligencias.
. . .
Comenzamos a pasar a la banda los artículos, cuando inesperadamente el chico de la caja, un joven muy alto y bien parecido le dice algo a mi madre, curiosamente llamandola con el apelativo de “maestra”.
Llamó mi atención la manera en que se dirigió a ella, pues verán, en México y solo en algunas partes del País, sobre todo en el sur, suelen dirigirse a otras como “maestra”, que sería como el equivalente a decir “señora” o “amiga”, pero el chico no parecía chilango ni de cerca.
En segundos, tratando de descifrar tal enigma, lo que me pareció inusual, es que no era la primera vez que veíamos e interactuabamos con aquel jóven, pero esta vez fue distinto.
Viaje en el tiempo
El chico empezó a conversar con mi madre con cierta familiaridad, como si la conociera, le hizo mención sobre un libro que aún conservaba desde niño, regalo hecho por mi madre a sus alumnos hace muchísimo tiempo.
Para esto, estaríamos hablando de un acontecimiento ocurrido hace más de 20 años.
Yo solo veía que mi madre asentía, pero claramente quizá no recordaba a aquel niño, convertido en ya todo un hombre.
Para esto, en primera instancia, me pareció un gesto muy lindo que alguien conservara por tantos años como un preciado tesoro aquel libro que regaló mi madre a sus alumnos.
Un libro de manufactura totalmente casera y formado seguramente en word, lo cual sería prácticamente una odisea brutal en aquel tiempo, yo tengo algunos recuerdos vagos sobre ello.
No puedo recordar si en aquel tiempo estaba en los inicios de mi carrera profesional en la que aún no tenía ni idea de cómo formar un libro, pero de alguna manera toda la familia estuvo involucrada en la elaboración de aquel libro, de una u otra forma aportando un poco de algo, para su realización.
Quién diría que algunos tantos años después, la vida me llevaría a trabajar un buen tiempo con la formación de libros y conocer más a fondo sobre lo que implica el medio editorial. Es fascinante.
Desde el proceso de conocer al autor hasta ver el libro como tal, hasta verlo como un producto terminado.
Fue una maravillosa experiencia.
Nunca es suficiente, casi siempre queda esa pequeña dosis de insatisfacción de haberlo hecho mejor, pero que a la vez era un motor.
[ Perdón por esta segunda pausa, mi mente se fue a divagar en el tiempo, continúo… ]
Mientras el chico seguía conversando con mi madre, me percate de su nombre, para ver si yo podría identificar a aquel jóven, pues hay algunos ex alumnos de mi madre, que aún recuerdo a pesar del tiempo.
Mientras eso sucedía, rápidamente busqué en el archivo de mis memorias y empecé a recordar ciertos rasgos, es posible que empezara a reconocer algunas facciones, pero también podría ser una jugada de mi mente.
No quise quedarme con la duda, y le pregunte a que generación pertenecía, pero no me supo precisar.
Sin embargo, el chico prometió llevar aquel libro para que en alguna una próxima ocasión, ella pudiese firmar y dedicar aquel ejemplar único.
En fin, aquel breve momento me dejó pensando en todo el tiempo que ha pasado desde aquel entonces, cuantos años han transcurrido, y ese libro sigue ahí…
¿no es acaso increíble, que hay cosas que aguardan y logran superar la prueba del tiempo?
Tan solo treinta y tantos años después, ese libro me hace creer nuevamente en lo extra ordinario de la vida…
Colofón
Los libros nos conectan a experiencias únicas. Nos abren la posibilidad de ver el mundo de distinta forma. Los libros no solo te forman, los libros te cambian, bien sea como un ávido lector, escritor, impresor, redactor, corrector. Una vez que te involucras, no hay vuelta atrás.