Mi padre, mi maestro.
Hace poco, me encontraba realizando un curso sobre redacción creativa, en donde uno de los ejercicios fue precisamente la de escribir una Carta al Padre.
Este curso me pareció tan interesante, sobre cómo el abordar estos puntos donde se tocan las emociones es importante para crear; el proceso de imaginación requiere sumergirte tambien un poco dentro de ti mismo para dar vida a personajes de una posible historia.
Aprendí que para crear un personaje, ya sea a partir de lo ficticio o no, es importante crear un perfil de 360 grados, modelarlo, y entenderlo sin juzgar.
En fin, este fué uno de los ejercicios que más me gustó, el poder hurgar en mi memoria. Para ello, tuve que recurrir a viejas fotografías de infancia y recrear momentos con mi padre.
Creo que hoy está demás decir que es el momento perfecto.
Padre
Padre, hombre de pocas palabras pero sustanciosas e incluso graciosas.
A veces, creo que eres una biblioteca andante. Sabes tanto que sólo tú lo sabes.
Imagino que en tu cerebro almacenas una especie de archivo donde a la perfección guardas el registro de todo aquello que te ha gustado durante toda la vida quedando cifrados así en una especie de Disco Duro en tu cabeza.
Sin embargo, te lo guardas para ti mismo, a menos que casualmente o por equivocación surja algo que detone ese conocimiento, y entonces, se abre como una como especie de portal en el tiempo: la llave maestra que abre ese cúmulo de información.
Recuerdo que siendo muy niña, fuiste tan exigente conmigo, yo con tan solo 5 años y ya esperabas que aprendiera y comprendiera las letras y las palabras…
(aunque el sistema educativo ha evolucionado, en aquel entonces el proceso normal para un niño era aprender entre los 6 y 7 años que correspondian al primero y segundo año de primaria. Hoy día eso ha cambiado, niños más despiertos, con más estímulos, más competitivos y también con más tendencia a la ansiedad y depresión).
PAUSA: Pensamiento en voz baja.
(Un segundo) Sin embargo heme aquí, escribiendo. 😁
Quizá…, hasta este momento es que empiezo a comprender la razón que me lleva a escribir, a plasmar mis memorias, algo que nunca antes entendí hasta este preciso instante; toda esa curiosidad e inquietud que me lleva hacia el mundo de las letras… es como si ahora cobrara un cierto sentido, una forma, un propósito.
Lección de vida.
Padre, recuerdo un momento en particular en la escuela primaria: yo cursaba entonces el 6o. grado y participé en el concurso de escritura y ortografía, tú estabas ahí como uno de los supervisores de tal concurso, y en el cual orgullosamente quedé en segundo lugar, sé que lo recuerdas perfectamente.
[PAUSA] Tengo pocos recuerdos como niña acerca de la escuela, quiero suponer que es porque no me gustaba el olor a papel de aquel entonces, en particular el de los exámenes, me ponía nerviosa y era terrible cada mes de evaluación, ese olor que no podria ni siquiera descifrar -y vaya que me encanta el olor a papel-, pero este en particular, (el de los exámenes) era diferente, y lo odioba].
Pero volviendo a mi recuerdo de sexto grado…
Hace poco recordamos ese justo momento en que tú, padre, incluso peleaste por reclamar mi Diploma de Segundo Lugar🥈, prometo que si aparece lo adjuntaré en esta carta.
Para mi, eso representa un momento histórico.
Hoy pienso, que nuestra relación siempre fue tan curiosa… nunca fué como la que tienen otras niñas con su Padre, en las que las hijas son princesas, no recuerdo tampoco exageradas manifestaciones de cariño de tu parte.
Sin embargo, lo más bonito que puedo decir hoy, es que somos capaces de entendernos sin palabras, ¡que chistoso!
Quizá lo que me has enseñado sin palabras va más allá de eso, va más allá de ser una princesa: la princesa de Papá.
Pero, ahora que lo pienso, quizá tu manera de cariño era como una especie de entrenamiento para aprender.
Y puede ser, porque en realidad aprender, es algo que me entusiasma constantemente.
Creo que, me has enseñado (aunque probablemente no era tu idea) a no llevar ningún título por delante que hable de quien soy o de lo que soy capaz.
Vuelvo a pensar…
Padre, no puedo evitar estas palabras claves que surgen en mi mente: escribir, palabras, redacción, escritura, lectura, ortografía, gramática, es decir, todo lo relacionado con el arte de escribir bien, y me esfuerzo creeme cada día por el buen escribir.
Padre, quiero que sepas que he disfrutado cada charla contigo, esas charlas cotidianas en las que me llevaste de rite tantos años al trabajo.
En tantas de esas ocasiones sentí que fuiste el único que podía entenderme sin juzgar ninguna de mis acciones e incluso decisiones.
Ahora, entre líneas entiendo que con el tiempo hemos construído una fuerte relación, cuando yo pensaba que, solo por no decirme “princesa” creí que no la había.
Padre, Gracias por no tratarme como princesa.
Ahora entiendo que has forjado en mí parte de lo que soy.
Gracias Padre.
Pausa:
Quiero seguir escribiendo.
Por lo pronto, hoy reservo este día y este espacio dedicado a mi Padre.
Gracias por ser mi Padre papá!
PARTE II
Ruta de memorias
***
Hace días pensaba justamente en que se avecinaba próxima la celebración del día del padre, por lo que me encontraba preparando su regalo ya con cierta anticipación.
Por lo que no es extraño que haya tenido recuerdos recurrentes todo este tiempo.
Uno de ésos días, iba con mi hermano en el coche, cuando nos tocó el rojo en un semáforo que se encontraba justo en contraesquina de mi antigua alma matter o mejor dicho alma patter: el Tecnológico, donde cursé media carrera de Ingeniería.
Para esto, lo mencionaré como antecedente de por qué es tan importante esta memoria.
Sé que uno de los sueños y anhelos más importante para mi padre era el que uno de sus hijos se graduara como ingeniero, considerado como manifestación de uno de sus propios sueños, y que por azahares del destino no cumplió, llevándole la vida por otro rumbo.
Pero en esa desviación del camino, justo conoció a mi madre.
Por lo que, cuando yo ingreso al Tecnológico se llenó de tal orgullo y felicidad, pensando que quizá yo cumpliría ese gran sueño reflejado en alguno de sus hijos.
Yo deserte a medio camino.
Mi padre jamás me obligo a seguir un camino que yo no deseará, respetando mi decisión.
Supongo que muy dentro sintió una tristeza enorme, pero jamás lo mencionó.
Salvo en alguna ocasión, después de muchísimo tiempo tras algún conflicto, me manifestó su sentir diciendo que quizá debió exigirme terminar la ingeniería.
En ese momento creo que lo expresó desde el fondo de su propio dolor, ese dolor de no ver reflejado su propio sueño.
Creo que, es totalmente natural que como hijo sientas que has defraudado en gran medida en especial a tu padre… Jamás se volvió a tocar el tema.
***
Pero, regresemos a mi historia…
Les decía, estabamos mi hermano y yo esperando a que cambiará el semáforo a verde, en lo que veía mi antigua escuela.
Y en ese momento le digo textualmente a mi hermano;
¿Sabes? Cada que paso por aquí y veo el enorme Tecnológico, no tengo ninguna especie de sentimiento, ni siquiera de nostalgia en mis recuerdos.
No tengo ni siquiera duda si haber desertado fue un error, o un acierto.
En mi corazón no existe ese cuestionamiento interno de saber que hubiera pasado con mi vida de haber continuado ahí.
No me cuestiono lo que hubiese sido, y eso es tan hermoso.
Mi corazón no alberga ninguna sensación de arrepentimiento.
Eso sí, conocí muy buenos amigos y excelentes profesores, a los que recuerdo como mis maestros de vida, a quienes recuerdo perfectamente pero no los extraño.
¿Qué es lo que he aprendido todos éstos años?
Que, a final de cuentas lo importante en la vida es dejarse guiar por el propio instinto.
Somos como animales en una jungla llamada vida, ya de inicio complicada, en la que nos topamos con otros seres aparentemente de la misma especie, a veces si, y a veces no.
Creo que a cada individuo nos guia diferente propósito, por eso es tan dificil clasificar la especie humana.
Obviamente de eso se encargarán ya los Antropólogos, de agrupar humanos de acuerdo a su comportamiento, gustos, etcétera, y asi medianamente darnos una idea a cual “especie” masomenos pertenenemos.
Pero, la autenticidad es totalmente individual y el aprendizaje y experiencia también.
Finalmente, para cerrar este ciclo de pensamientos, quiero decirte padre:
No te equivocaste al dejarme ser quien soy.