El silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos. Miles Davis
¿Quién dice que el silencio no puede llegar a ser tan ensordecedor?
Un breve texto, pero potente.
Me ha estremecido leer estás líneas que leerás a continuación… tan concisas y precisas, tan reveladoras, tan espontáneas.
Solo quien ha experimentado el tener que poner el mute a los pensamientos y más aún al sentimiento más puro, es capaz de sentir el tan áspero y tan doliente grito del silencio que hace eco desde lo más profundo del alma.
Ese tipo de silencio que corroe, que enferma, y que mutila toda esperanza de justicia.
Y no, no necesariamente tiene que ser un acto violento, puede tratarse de un abandono, una culpa, un acto de cobardía, la representación del más falso amor….
Y sin embargo, llegará un momento en que el eco del silencio será tan fuerte que será escuchado.
A continuación, bajo las letras de Kathya Sofía, nuestra colaboradora más pequeña, amablemente comparte este pequeño texto original para LETRAS AMBULANTES escrito desde la espontaneidad.
Espontaneidad que yo llamaría Genuina franqueza.
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El silencio, algo tan poderoso que te abraza lentamente y deja una huella más grande que cualquier otra.
Dicen que las palabras duelen,
no creo que haya otra cosa más dolorosa que el silencio, el saber que existe un vacío tan enorme que sólo termina siendo cubierto por éste; un silencio tan ensordecedor, que a la vez susurra lo mucho que no quiere que las cosas sean contadas.
Los secretos no salen a la luz, la confianza se acaba, los momentos se vuelven incómodos, el silencio es atemorizante, puede alejarte de los que más quieres aún así no sea intencionadamente, y rompe, quiebra, pulveriza a cualquier acto de bondad o confianza que hubiese podido existir; el silencio es el peor asesino entre dos personas que prefieren ese eterno susurro, a un grito de verdad.
Gracias por este silencio compartido, donde resuena el eco.